La Dama Indignada

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miércoles, 2 de abril de 2014

Autor: Roberto Ferri. Título de la Obra: Liberación del mal

El nuevo Caravaggio

Con solo 35 años, el artista italiano Roberto Ferri( Tarento, 1978) ha conquistado Europa gracias a su técnica, la cual,  ha sido comparada con la de Caravaggio.
Actualmente el mundo del arte se ha reducido a piezas que más que ser estéticamente atractivas, suponen un contenido conceptual que muchas veces resulta vago y poco interesante.
Entre artistas, coleccionistas y críticos de arte, se dice que “en el arte ya no hay nada nuevo ni propositivo”, tal vez Ferri viene a demostrarnos que el verdadero arte va más allá de una justificación vendible en feria de arte contemporáneo.
Expone actualmente su obra en Florencia.

 Roberto Ferri  tiene 35 años, pero su pincel no es de este siglo. Sus obras, herederas técnicas del claroscuro barroco, parecen haber nacido en aquella Roma de finales del Renacimiento, pero irrumpen en pleno siglo XXI con un poder arrollador.

Estamos ante un nuevo clásico que hoy causa furor en Europa y está por descubrirse en Estados Unidos y América Latina.

Es la representación anatómica perfecta de cuerpos y lo sagrado, en poses y expresiones que recuperan y actualizan los modelos clásicos.
Son imágenes de carne y deleite, transgresión y pesadillas
El público se rindió ante Ferri y sus paraísos perdidos, luciferes, ángeles caídos, sirenas malignas y otras concupiscentes bestias.
El historiador de arte Maurizio Calvesi escribió: “Ahora el ‘anacronismo’ en la pintura de Roberto Ferri emerge en toda su literalidad de recuperación de la pintura después de Miguel Ángel, concediendo sólo a un instrumento de la modernidad: el surrealismo, el cual envuelve con sus formas abstractas de intranquilidad visceral, con innegable sabiduría, pasión y empatía, las paredes de los museos, entre la gracia y la morbosidad sadomasoquista. Aquí es un surrealismo que tiene la capacidad metamórfica de un Dalí, excepto que en Dalí es viscosa, en cambio, en Ferri es carnal”.

Roberto Ferri dice:
–Descubrí a Caravaggio y al barroco desde pequeño, mirando un libro de mi abuelo. Desde entonces quedé fascinado con el tenebroso mundo de la sombra y la luz radiante, fue así que quise hacer mía esa técnica, para narrar mi mundo.
Ferri explica que nació a orillas del mar Mediterráneo, en la sureña ciudad de Tarento en 1978. Desde adolescente se empeñó en estudiar todo lo relacionado con la teoría y la práctica de la pintura. En particular, sus investigaciones se enfocaron en el quehacer artístico del siglo XV hasta finales del XVIII, enamorado de los maestros del claroscuro y el simbolismo, y sobre todo de los grandes del academicismo y el dibujo como Jean-Auguste-Dominique Ingres, Anne-Louis Girodet, Théodore Géricault, Charles Gleyre, Frederic Leighton y William-Adolphe Bouguereau, entre otros, quienes lo sorprendieron e incitaron a desarrollar lo que llama mi propia poesía.

En 2006, Roberto Ferri se graduó con honores en la Academia de Bellas Artes de Roma, en la especialidad de escenografía, pero desde siempre su principal labor la ha desempeñado frente al lienzo, convencido de que la pintura tiene una nueva fuerza en diversas partes del mundo, lo estoy descubriendo porque muchas personas me dicen que quieren aprender a pintar.
También comenta que lo sorprende la reacción que su obra causa en el público. A diario recibe infinidad de felicitaciones a través de Internet. En particular, las personas se admiran de que siendo tan joven esté pintando ya con esa maestría. Ferri admite que ha sacrificado muchas cosas por pasar no sólo noches enteras dibujando y pintando, sino horas y horas en los museos, mirando la obra de los grandes autores, buscando esos secretos que no se puede aprender en ninguna escuela.

En 2002, Ferri participó en su primera muestra colectiva titulada Los animales y los dioses en la galería El Laberinto, en Roma. Al año siguiente, también en esa capital, fue invitado a presentar su primera exposición individual en el Centro de Arte Contemporáneo Luigi Montanarini.
De ahí en adelante los coleccionistas se arrebatan sus obras, varias de las cuales pertenecen a acervos privados de su país como de Londres, Dublín, París, Madrid, Barcelona, Nueva York, Miami, San Antonio, Boston y Qatar.
Además de la armonía en las formas y la composición, caracterizadas por un sentido de onirismo y por numerosas referencias a la antigüedad, cuyo propósito es generar asombro y maravilla en el espectador, los críticos alaban la férrea disciplina del pintor, quien señala a este diario: Dedico mucho tiempo a cada cuadro, porque cada obra exige amor y aquello que me hace sentir es indescriptible, trato de plasmarlo, de narrarlo de la mejor manera posible. ¡Es bellísimo!
– ¿Qué hay dentro de un artista tan joven que estalla con la intensidad de tantos siglos en cada cuadro?
–Mi mundo interior está hecho de placer y dolor, Eros y Tánatos, sueños y pesadillas, son las imágenes que llevo dentro, entonces, mis cuadros son como ventanas abiertas a todo ello que es la parte más íntima, más escondida, más hermética, pero también la más sensible.

Liberación del mal. Oleo sobre lienzo 150*150cm. 2013
Este cuadro representa una mujer alada, quizá sea un ángel poseído del mal, representado por la serpiente, ella misma se lo está sacando del brazo con una expresión tranquila en el rostro, por ese mismo motivo resulta tan inquietante.

 
 Entre mis obras preferidas también se encuentran las representaciones del mito de Salmacis y Hermafrodito.
Según la mitología griega Hermafrodito fue a bañarse a un lago donde se encontraba la ninfa Salmacis que quedó enamorada de Hermafrodito, al no ser correspondida le arrastró al fondo del lago donde se fundió con él en un sólo cuerpo, siendo desde entonces hombre y mujer a la vez.









































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Roberto Ferri  ha pasado a ser uno de mis pintores favoritos, sin duda.

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