Antonio López, nacido en Tomelloso pocos meses antes del
comienzo de la Guerra Civil, fue el mayor de los cuatro hijos de una familia de
labradores acomodados. Desde niño sintió vocación por el dibujo, sin
duda influenciado por su tío, el pintor Antonio López Torres. En 1949 se
trasladó a Madrid para preparar su ingreso en la Academia de Bellas Artes de
San Fernando, donde se formaría entre 1950 y 1955. Dos años después, tras
recorrer Italia gracias a una beca, realizó su primera exposición individual en
Madrid.
Durante los primeros
años alternó su trabajo entre Madrid y su ciudad natal. Se casó en 1961 con la
pintora María Moreno, con quien tuvo dos hijas: María y Carmen.
En 1965 fue
designado profesor encargado de la Cátedra de Preparatorio de Colorido en la
Escuela de Bellas Artes de San Fernando, una actividad docente que abandonó
cuatro años más tarde.
En su obra, influida
por Salvador Dalí, son sobradamente conocidas las pinturas Cuarto de baño
(1969) y La Gran Vía (1974 - 1981), Madrid desde Torres Bancas (1982) y
Membrillos y granados.
En 1985 se le
concedió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes y en 2006 el Premio
Velázquez de las Artes Plásticas. En 1993 fue nombrado miembro de número de la
madrileña Real Academia de San Fernando.
Un año antes, en
1992 el director de cine Víctor Erice filmó El sol del membrillo en el que se recoge el proceso creativo
del artista mientras pinta un membrillero del patio de su casa.
Este pintor lleva
una vida tranquila y sin excentricidades, muy alejada de la tónica general de
los artistas, cercano y amable, no le gusta mucho hablar para el mundo, pero lo hace por amabilidad con todo el que se lo pide emanando sencillez y genialidad en cualquier caso en sus comentarios.
Su pintura es
realista, meticulosa, captando hasta el mínimo detalle con la máxima exactitud,
para la realización de los exteriores acudía día tras día durante meses al
lugar en concreto en el momento coincidente con la luz deseada con una
paciencia y constancia infinita, el resultado es espectacular.
Uno de los grandes
temas de la obra de Antonio López es el árbol, reaparece tantas veces en sus
dibujos de membrilleros y otros frutales. El árbol es el reverso y el antídoto
de la ciudad. Frente a los vastos paisajes urbanos, la intimidad del pequeño
huerto. En contraste con la visión aérea y lejana, esta visión cercana, táctil,
que palpa los contornos de las ramas, las hojas y las frutas.
Tras sus dibujos de
interiores de los años sesenta, centrados en los planos de luz y sombra, hacia
1970, el artista regresa a un dibujo más tradicional, de puro contorno. En sus
membrilleros, la sustancia material de las frutas, las hojas y las ramas se
evapora, dejando sólo un residuo muy sutil, como una filigrana o una labor de
encaje. El artista compara sus dibujos de árboles con mapas. Sus
líneas forman una geografía fractal y laberíntica, un territorio de grietas y
fisuras.
El Membrillero, he escogido éste cuadro en concreto porque
se aleja un poco a lo que estamos acostumbrados a ver de él y a mi me llama
especialmente la atención. Es un cuadro completamente cubierto, a diferencia de
lo que suele hacer, los deja inacabados en muchísimas ocasiones o solamente son
contornos dibujados la mayoría de sus membrillos.
En el caso del Membrillero, a las oscilaciones con la intensidad de
la luz sobre el modelo se une el movimiento de ramas y hojas
e incluso el propio proceso de maduración de los membrillos.
El cuadro anota
todos esos pasos por lo que el pintor añade y resta materia para definir
la imagen o utiliza recursos como convertir la escena en nocturna,
unifica el conjunto al crear una densidad que evita los cambios del color.
Óleo sobre tabla
49, 3 x 50 cm
Colección particular
Me resulta interesante el comentario "..o utiliza recursos como convertir la escena en nocturna.". No sabía que era un recurso utilizado para esos fines. Una forma de ver el cuadro distinta, donde la definición sigue existiendo como tal pero para trasmitir movimiento se utilizan otras técnicas nada habituales.
ResponderEliminarLos artistas utilizan muchos recursos para transmitir en sus obras, puede ser convertir en noche lo que se observó en día, enfocar una zona acentuando la luz que no existe en un objeto determinado, distorsionar, agrandar, empequeñecer, todo lo que lo que despierte su imaginación para llamar la atención sobre algo en concreto, me alegro que te hayas fijado en ese detalle, llama la atención. Muchísimas gracias Oscar por tu comentario y poder contar con tu opinión.
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