La Dama Indignada

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miércoles, 5 de febrero de 2014

Autor: Cézanne. Título de la Obra: Los jugadores de cartas

Paul Cézanne  (1839-1906) fue un pintor francés postimpresionista, considerado el padre de la pintura moderna, cuyas obras establecieron las bases de la transición entre la concepción artística decimonónica hacia el mundo artístico del siglo XX, nuevo y radicalmente diferente. Sin embargo, mientras vivió, Cézanne fue un pintor ignorado que trabajó en medio de un gran aislamiento. Desconfiaba de los críticos, tenía pocos amigos y, hasta 1895, expuso sólo de forma ocasional. Fue un «pintor de pintores», que la crítica y el público ignoraban, siendo apreciado sólo por algunos impresionistas  y, al final de su vida, por la nueva generación.

Los jugadores de cartas (Les Joueurs de cartes en el título francés original) es una serie de cinco cuadros sobre el tema de la partida de cartas. Este en concreto es el número 4.
Pertenece a la época de madurez (década de 1890) en la que Cézanne produce sus principales lienzos. Ejemplifica los cuadros en los que los personajes están fuertemente anclados en su decorado.  
Los volúmenes están definidos de manera geométrica, lo que confiere a los dos personajes una dignidad clásica. Son dos campesinos que juegan a las cartas, con una botella de vino en medio, en la que se refleja la luz. Distorsionando la visión perspectiva, Cézanne logra que la atención se centre en una simple escena de la vida.
Predominan tonos de los colores azul, amarillo y rojo. Esta restricción cromática intensifica la sensación de austeridad formal. Las pinceladas se presentan solitarias y sintéticas, como el reflejo sobre la botella o el simple trazo que describe el ojo del jugador de la derecha. Pinta con la técnica del facetado, lo que es evidente en la cara del jugador de la izquierda. Éste lleva un sombrero de forma cilíndrica, lo que recuerda la afirmación de Cézanne de que
«Todo en la naturaleza está modelado según la esfera, el cilindro y el cono»

Cézanne no proporciona sólo una impresión, sino también una descripción del sentido interno de la acción, como síntesis destinada a permanecer en la mente bajo la forma del recuerdo.
A principios de 2012 uno de los cuadros de la serie se convirtió en la obra de arte vendida por más dinero de la historia al comprarla la familia real catarí a los herederos del magnate griego Yorgos Embiricos por más de 250 millones de dólares, aproximadamente 191,6 millones de euros.





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