Benvenuto Cellini Escultor y grabador florentino que se convirtió en uno de los orfebres más importantes del renacimiento italiano. Nació en Florencia el 3 de noviembre de 1500 y entró como aprendiz de orfebre a la edad de 15 años. Un año después tuvo que exilarse a Siena a consecuencia de su apasionado temperamento que le hacía verse involucrado continuamente en duelos y peleas. Más tarde, en Roma, fue discípulo de Miguel Ángel durante corto tiempo. Cellini trabajó para los papas Clemente VII y Pablo III, Francisco I de Francia y Cosme I de Médicis. Francisco I lo invitó a ir a París en 1540, donde realizó los relieves en bronce de la Ninfa de Fontainebleau (Louvre, París). También creó para él un elaborado Salero de oro y esmalte (1539-1543, Kunsthistorisches Museum, Viena). Obligado a marcharse en 1545, debido a sus discusiones con la amante del rey y a sus excentricidades, regresó a Florencia. Allí, bajo el mecenazgo de Cosme I de Médicis, realizó numerosos trabajos en metal, entre ellos un busto en bronce de Cosme I (Museo Bargello, Florencia) y la colosal estatua, también en bronce, de Perseo (1545-1554, Loggia dei Lanzi, Florencia). En 1562, esculpió un crucifijo de marfil, regalo de Francisco de Médicis a Felipe II, que se conserva en el trascoro de la iglesia de El Escorial. Murió el 3 de febrero de 1571 en Florencia. Cellini es también célebre por su autobiografía, escrita entre 1538 y 1562. Sus memorias constituyen un ameno relato de sus huidas, aventuras e intrigas, así como un retrato valioso de la vida política, social y eclesiástica del siglo XVI. Cellini ha sido considerado como un prototipo del hombre del renacimiento.
Perseo con la cabeza de Medusa, también denominada el Perseo de Cellini, es una escultura realizada en bronce por Benvenuto Cellini, considerada una de las obras cumbres de la escultura manierista italiana y una de las estatuas más famosas de la Piazza della Signoria en Florencia, Italia.
Expuesta en la Loggia dei Lanzi, la escultura representa a Perseo de pie sobre el cuerpo de Medusa; apenas la acaba de decapitar con la espada que empuña con la mano derecha, mientras que con la mano izquierda sostiene triunfante la cabeza del monstruo tomada por su cabellera .
Erigida sobre un alto pedestal decorado con estatuas de bronce de fina hechura fue concebida de manera de mirar hacia abajo al espectador. En la nuca de la estatua, en posición extremadamente rara, se puede observar un autorretrato doloroso de Cellini. El pedestal , reemplazado en el siglo XX por una copia, es en sí mismo una gran obra: en el refinamiento de los pequeños bronces de las divinidades relacionadas con el mito de Perseo se manifiesta a pequeña escala toda la habilidad que Cellini posee como orfebre.
La escultura de Perseo fue encargada por Cósimo I después de su toma de posesión como Duca de la ciudad, la obra fue realizada entre 1545 y 1554.