La Dama Indignada

La Dama Indignada

viernes, 6 de diciembre de 2013

Autor: Fernando Botero. Título de la Obra: Leda y el cisne.

El mito de Leda y el cisne, mitología griega:
Mientras Leda, esposa del rey de Esparta Tindáreo, se bañaba en un estanque cercano al río Eurotas, fue seducida y poseída por un cisne de resplandeciente blancura que argüía ser perseguido por un águila. Ese cisne era Zeus, que con este engaño conquistó a Leda sin levantar sospechas. Como esa misma noche yaciera con su esposo, más tarde dio a luz dos huevos. En uno de ellos estaban Helena y Pólux (hijos de Zeus y por tanto inmortales), y en el otro Cástor y Clitemnestra (mortales, hijos del rey espartano). Cástor y Pólux, gemelos, llegarán a ser los célebres Dioscuros (Διόσκουροι)
Se han representado hasta la saciedad éste mito, la verdad es que no deja indiferente la escena.

También el famoso escultor, dibujante y pintor colombiano Fernando Botero sucumbió a los encantos del mito de Leda y el Cisne y realizó una excelente escultura con esa temática como inspiración.

El resultado, en línea con el estilo que dió a Botero su fama mundial, es una obra llena de sensualidad donde el cisne, pero sobre todo Leda, se caracterizan por unas redondeadas formas.

La escultura, de la que se hizo una edición de seis ejemplares, está realizada en bronce y tiene como medidas 29,9 x 55,9 x 24,1 cm. Suele formar parte de las exposiciones temporales de la obre de Botero. Una de ellas está en la Biblioteca Luis Angel Arango (Bogotá, Colombia), que cuenta con una excelente colección de esculturas y pinturas del autor.
De la escuela de los clásicos, Fernando Botero hereda una propuesta muy visual. Contradiciendo al sentir popular, en la obra de Fernando Botero, no hay gordos, hay seres esféricos, expandidos y eso es un problema estilístico, no temático. Si se mira con detalle, sus personajes no son blandos, son macizos. Lo que se observa también en sus esculturas, en las cuales el artista desarrolla hasta las últimas consecuencias el carácter esférico de la pintura y eso hace que no exista una diferencia sustancial entre unas y otras, que siempre se ven marcadas por la sensualidad y por lo sensorial. Y también por la ternura que producen. Y de ahí que sus esculturas provoquen ser tocadas. No es caricatura, lo que él hace es deformar. Botero es un artista académico en el tratamiento de la técnica, que es tan perfecta como la de los clásicos. Un artista que maneja el equilibrio como ninguno, capaz de ubicar grandes figuras en espacios muy limitados.

Más allá del artista universal, a Fernando Botero lo quieren y admiran por ser un excepcional ser humano, íntegro, honesto, solidario, generoso, sencillo, apasionado, de excelente sentido del humor y con un entrañable amor por su país.
Un distintivo de la personalidad de Fernando Botero como artista es su altruismo. A lo largo de su carrera ha donado centenares de obras propias y de su colección personal. Pero a esta labor como benefactor le rodea cierta crítica que ve en las donaciones de Botero una manera de explotar recursos públicos, manipular los precios del mercado e imponer su huella en la historia del arte.
En lo que a su vida personal respecta, Fernando Botero contrae matrimonio en 1956 con Gloria Zea, madre de tres de sus hijos: Fernando, Lina y Juan Carlos. En 1961 se casa con Cecilia Zambrano, pero se divorcian tras el accidente de tráfico en el que fallece su hijo Pedrito. Desde 1978 Botero comparte su vida con la artista griega Sophia Valí.




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