Jan van Eyck (Maaseyck, actual Bélgica, h. 1390-Brujas, id., h. 1441) Pintor flamenco. Sin duda, el suyo es el más conocido entre los nombres de los pintores primitivos flamencos, una fama de la que ya gozaba a su muerte; hoy se le sigue considerando uno de los grandes maestros de la pintura. Durante mucho tiempo se le atribuyó la invención de la técnica pictórica del óleo, pero en la actualidad se piensa más bien que la llevó a unos niveles de perfección elevadísimos, desconocidos antes de él. Trabajaba los colores al óleo pacientemente, a veces con la yema de los dedos, hasta plasmar los reflejos luminosos de los objetos y el aspecto cambiante de la luz.
Poco se sabe de su vida personal, ni siquiera es exacta la
fecha de nacimiento.
Jan van Eyck pertenecía a una familia de pintores. Sus
primeros pasos se dieron en el mundo de la miniatura, en la época dominada
por la tradición tardogóticafrancesa. A Jan van Eyck se le considera el
fundador del retrato occidental. Sus modelos casi siempre están representados
en busto; la cara, vistos tres cuartos, se vuelve hacia la izquierda, y los
ojos fijan a menudo al espectador, lo que constituía en la época una innovación
radical.
Su obra maestra dentro de este género, y una
de las cumbres del del arte flamenco, es el Retrato de los esposos
Arnolfini (1434).
Simbología:
*En primer lugar, la representación de los esposos.
No olvidemos que hablamos de una sociedad de hace más de 500 años, a caballo
entre la Edad Media y la Edad Moderna: él es severo, bendice o,
quizá, jura (fides levata) —en cualquier caso, ostenta el poder moral de
la casa (potestas)— y sostiene con autoridad la mano de su esposa (fides
manualis), que agacha la cabeza en actitud sumisa y posa su mano izquierda
en su abultado vientre, señal inequívoca de su embarazo (que no es real), que
sería su culminación como mujer. Las mismas ropas que llevan refuerzan este
mensaje, a pesar de que la ambientación sugiere un tiempo veraniego o, cuando
menos primaveral, lleva pesadas túnicas que revelan su alta posición
socioeconómica, el tabardo de él es oscuro y sobrio (aunque los
remates de piel de martaresultaban particularmente caros), y ella luce un
ampuloso vestido, de color verde, que también simboliza la fertilidad, con
puños de armiño(complementados con un collar, varios anillos y un cinturón
brocado, todo de oro). Todo lo que contiene el cuadro proclama la riqueza
de la joven pareja, desde la ropa y los muebles hasta la fruta en el alféizar
de la ventana. Lo cierto es que esta pareja parece haber recopilado objetos de
muchos países de Europa: Rusia, Turquía, Italia, Inglaterra, Francia...
Sin duda, Arnolfini, rico mercader, trabó amistad o negocios con empresarios de
toda Europa. Como se sabe, Brujas, donde se instaló Giovanni, era un
hervidero de burgueses de todas partes; y este mercader que protagoniza el
cuadro se jactaría de sus relaciones con todos ellos.
*Las naranjas, importadas del sur, eran un lujo en el
norte de Europapor lo que simboliza la riqueza de la familia y la
prosperidad económica que les aguarda, o quizás aluden al origen mediterráneode
los retratados. Conocidas como "manzanas de Adán", representaban
además la fruta prohibida del edén (quizá sean una evocación del paraísoperdido),
en alusión al pecado mortal de la lujuria, probable motivo de la pérdida
de la gracia. Los instintos pecaminosos de la humanidad se santifican mediante
el ritual del matrimonio cristiano.
*La cama tiene relación, sobre todo en la
realeza y la nobleza, con la continuidad del linaje y del apellido.
Representa el lugar donde se nace y se muere. Los tejidos rojos simbolizan la
pasión además de proporcionar un poderoso contraste cromático con el verde de
la indumentaria femenina. En todo caso, era costumbre de la época, en las casas
acomodadas de Borgoña, colocar una cama en el salón donde se recibían
las visitas. Aunque, generalmente, se usaba para sentarse, ocasionalmente, era
también el lugar donde las madres recién paridas recibían, con su bebé, los
parabienes de familiares y amigos.
*La alfombra que hay junto a la cama es muy
lujosa y cara, procedente de Anatolia, otra muestra de su fortuna y posición.
*Los zuecos esparcidos por el suelo, ellos van
descalzos, representan el vínculo con el suelo sagrado del hogar y también son
señal de que se estaba celebrando una ceremonia religiosa.La posición
prominente de los zapatos es también relevante: los de Giovanna, rojos, están
cerca de la cama simbolizando que era la encargada del hogar; los de su marido,
más próximos al mundo exterior, simbolizan que es él el encargado de trabajar
para llevar la prosperidad económica a la casa. En aquel tiempo se creía que
pisar el suelo descalzo aseguraba la fertilidad.
*Los rosarios eran un presente habitual del
novio a su futura esposa. El cristal es signo de pureza, y el rosario sugiere
la virtud de la novia y su obligación de ser devota. También el cristal del
espejo alude a la pureza del sacramento del matrimonio (speculum sine macula).
*El espejo es uno de los mejores ejemplos de la
minuciosidad microscópica conseguida por van Eyck (mide 5’5 centímetros y cada
una de las escenas de la pasión que le rodean mide 1’5 centímetros), y enlaza
con el siguiente asunto. En torno al espejo se muestran 10 de las 14 estaciones
del Vía Crucis (las paradas del camino de Cristo hasta su muerte en
el Gólgota). Su presencia sugiere que la interpretación del cuadro debe
ser cristiana y espiritual en igual medida que legal y recuerda el sacrificio
que tienen que soportar los esposos. Por cierto que estos pequeños espejos
convexos eran muy populares en aquella época; se llamaban «brujas» y
se usaban para espantar la mala suerte. A menudo se encontraban junto a
ventanas y puertas, para buscar efectos lumínicos en las estancias. Que se
sepa, ésta es la primera vez que se usan como recurso pictórico, la idea tuvo
mucho éxito y fue imitada, como hemos visto. El experto Craig Harbison ve
en el espejo el centro de gravedad de todo el cuadro, es lo que más nos llama
la atención, una especie de «círculo mágico» calculado con increíble precisión
para atraer nuestra mirada y revelarnos el secreto mismo de la historia del
cuadro: «But there's the key!».
Es probable que sea Santa Margarita, patrona de
los alumbramientos, cuyo atributo es el dragón; pero por la escobilla que
hay al Lado podría ser Santa Marta, patrona del hogar, que
comparte idéntico atributo.
La controversia:
*La lámpara sólo tiene una vela, que simboliza
la llama del amor —era costumbre flamenca encender una vela el primer día de la
boda—. Pero también recuerda la candela que luce siempre en el sagrario de
la iglesia, la permanente presencia de Cristo.
*Giovannalleva un elegante vestido verde (el color de
la fertilidad), propio de un retrato de aparato y un cuadro de boda. No
está embarazada, su postura se limita a delatar el vientre, que entonces se
tenía por una de las partes más bellas del cuerpo. También cabe pensar que su
pose y la exagerada curvatura del vientre sugieran su fertilidady deseada
preñez que nunca resultó.
*En el cabezal de la cama se ve la talla de una
mujer con un dragón a los pies.
*El perro pone una nota de gracia y desenfado en
un cuadro que es, por lo demás, de una apabullante solemnidad. El detallismo
del pelo es toda una proeza técnica. En los retratos, los perros suelen
simbolizar, como aquí, la fidelidady el amor terrenal.
Los únicos que faltarían son el sacerdote y el testigo,
necesarios en todas las bodas, pero ambos personajes aparecen reflejados en el
espejo, junto a la pareja: un clérigo y el propio pintor, que actúa
como testigo, y que, con su firma, no sólo reclama la autoría del cuadro, sino
que testifica la celebración del sacramento: Johannes de Eyck fuit
hic 1434 (Jan van Eyck estuvo aquí en 1434). El cuadro sería,
por tanto, un documento matrimonial.
Erwin Panofsky hizo hincapié en el hecho de que una
ceremonia religiosa, tan importante como el matrimonio, no se celebrase en una
iglesia, sino en una alcoba privada, lo que podría señalar que se trataba de
una unión privada y reservada. En efecto, en aquella época, se consideraba que
una unión era legal, aunque se celebrase sin sacerdote, siempre que hubiera un
documento que lo atestiguara y testigos que diesen fe de ello. El cuadro cumple
precisamente estas cualidades. Así, pues, podría ser el testimonio de una boda
secreta.
Evidentemente, el cuadro y el matrimonio en sí están
envueltos en un halo de misterio.
Los motivos reales del cuadro siguen estando ocultos. Lo más
evidente es que Arnolfini hace una demostración del poder comercial que había
alcanzado, como un auténtico hombre hecho a sí mismo del siglo XV.
Se ha llegado a plantear si lo pintado es real o es una
recreación de Van Eyck: aparte de una demostración de su virtuosismo
pictórico. En aquella época no era habitual pintar fuera del estudio, así que
es fácil entender que se trata una ilusión creada por el pintor, en
connivencia con Arnolfini. Podría referirse a una promesa de matrimonio y de la
vida que le espera a la esposa; podría reflejar la ceremonia misma del
matrimonio. Últimamente se habla de un posible exorcismo, o ceremonia para
recuperar la fertilidad ya que Arnolfini y su esposa no tuvieran hijos. Este
tipo de ceremonias, para recuperar la fertilidad eran habituales en la época.
De hecho, tras las manos de la pareja hay una horrible gárgola sonriente
que podría simbolizar el mal que se cierne sobre el matrimonio, la causa de su
castigo: Giovanni Arnolfini era un mujeriego, un adúltero.
Pero hay más motivos para la controversia: en 1990, un
investigador francés de la Sorbona, Jacques Paviot, descubrió en el
archivo de los duques de Borgoña un documento de matrimonio de Giovanni
Arnolfini datado en 1447: trece años después de que fuese pintado el
cuadro y seis años después de que muriese Jan van Eyck. Cierto que en Brujas en
el siglo XV hubo cuatro Arnolfinis y dos de ellos se llamaban
Giovanni, pero en el documento se habla inequívocamente del más rico, el que
tenía tratos con el archiduque, el del cuadro de Van Eyck