La Dama Indignada

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viernes, 8 de noviembre de 2013

Autor: Manet. Título: El Desayuno en la hierba


De todos los artistas de su tiempo, Manet era quizás el más contradictorio. Aunque se le consideraba un personaje controvertido y rebelde, Manet se pasó casi toda su vida buscando la fama y la fortuna, y lo que quizás sea más importante, un pintor que ahora es aceptado como uno de los grandes, solía mostrarse inseguro de su dirección artística y profundamente herido por las críticas hacia su obra.Tuvo que esperar al final de su vida para conseguir el éxito que su talento merecía. Se le clasifica dentro de los impresionistas.
Édouard Manet nació en París el 23 de enero de 1832, en una familia acomodada.
En 1863 contrajo matrimonio con la pianista holandesa Suzanne Leenhoff, con la que mantenía relaciones desde 1850. A pesar de la boda, el que casi con seguridad era su hijo, León, nacido en 1852, siguió llevando el apellido de la madre, y pasando por hermano de ésta.
Hacia 1880, su salud empezó a deteriorarse a causa de un problema circulatorio crónico, que no mejoró a pesar de someterse a tratamientos de hidroterapia en Bellevue. En esta época fue reconocido su talento con una medalla de segunda clase concedida por el Salón, y fue nombrado también Caballero de la Legión de Honor.En 1883, a causa de su enfermedad circulatoria crónica, le fue amputada la pierna izquierda y diez días más tarde falleció a los 51 años de edad.
El Desayuno en la hierba fue presentado por Manet al Salón de París de 1863 con el título de El Baño. El jurado lo rechazó, considerando vencedor el Nacimiento de Venus de Cabanel.
Manet pareció inspirarse en una jornada de baño en el Sena para realizar un desnudo en un paisaje. Empleó a su modelo favorita, Victorine Meurent, para la joven desnuda de primer plano, acompañada del escultor holandés Ferdinand Leenhoof.

En la zona de la derecha se sitúa Gustave, el hermano del pintor. Al fondo observamos el Sena y otra joven que sale del baño. Victorine ha colocado sus vestidos a la izquierda, junto a una cesta de fruta. 
Por supuesto resulta chocante el contraste entre la desnudez de la joven y los dos hombres que la acompañan, siendo ésta la gran novedad de la imagen.
Un fuerte foco de luz incide directamente sobre el grupo, sin apenas crear sombras, apreciándose aquí la influencia de la estampa japonesa. Al fondo Manet recurre al abocetado que caracteriza sus primeras escenas, quizá para marcar la sensación de profundidad y de aire, como hizo Velázquez, uno de sus pintores favoritos. Manet empleó como modelos en esta obra el Concierto campestre de Tiziano y las escenas galantes de Watteau. Resulta interesante mencionar el excelente dibujo del que siempre hará gala el artista, aprendido en el taller de Couture y en las largas sesiones del Louvre copiando a los clásicos.
Este cuadro obtuvo la repulsa unánime del público y la crítica. sólo lo aceptaron y comprendieron sus compañeros los jóvenes pintores del momento. Lo que escandalizó no fue el desnudo en sí, sino el modo de presentación con vestimentas modernas y un cuerpo femenino vulgar, lejos de la perfección.
Los críticos de hoy dicen que con ésta actitud "se hizo evidente la hipocresía moral de la época."





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