La Dama Indignada

La Dama Indignada

viernes, 3 de enero de 2014

Autor: Andrew Wyeth. Título de la Obra: Christina's World

Andrew Wyeth. 
(Pensylvania 1917-Filadelfia 2009) Pintor norteamericano identificado por la crítica como realista mágico, nunca pensó atrapar de tal modo las miradas del público al retratar a una vecina suya en los alrededores de la ciudad de Maine. La chica atacada por la poliomelitis, le había sugerido la fortaleza de un espíritu que no se rinde ante una limitación física. El detalle de la escena está imbuido de misterio e inspiran ternura por la imagen torturada de la joven. Cuentan en ello, el color de la hierba, las formas de la casa, el movimiento del viento sugerido en la atmósfera y el giro de la espalda de Christina, inmortalizada en su curiosidad vital en 1948.
En 1948, el cuadro Christina's World, se convirtió en parte indeleble del vocabulario visual de Estados Unidos de la posguerra, e hizo de Wyeth, de 32 años, una estrella.


















Es de los cuadros más famosos del autor, pero llaman especialmente la atención otra serie de obras:
En 1986, causó un gran revuelo la revelación de una serie de 246 obras de retratos de una mujer llamada Helga y que vivía cerca de la casa de invierno del pintor, en Chadds Ford, en el Estado de Pensilvania. Wyeth pintó esos cuadros durante 15 años, el período 1970-1985, sin el conocimiento de su esposa ni el esposo de Helga.
Cuando se descubrió a los 15 años su implicación como modelo, Helga tenía 55 años y estaba casada y tenía 4 hijos, la prensa quiso saber de ella pero no consiguió que la mujer hablara.
Las imágenes Helga no son un estudio  psicológico del sujeto, sino más bien un extenso estudio de su paisaje físico establecido dentro de los paisajes habituales de Wyeth. 
Ella es casi siempre representada con una sonrisa pasiva, sin embargo, dentro de esas limitaciones deliberadas, Wyeth logra transmitir sutiles cualidades de carácter y estado de ánimo, como lo hace en muchas de sus mejores retratos. 
El artista y la modelo se citaron en diferentes lugares a lo largo de los años, y los cuadros resultantes, muchos de ellos desnudos, están definidos por una intensidad al mismo tiempo cínica y erótica. Allí estaba el tesoro escondido de un artista mayor, el miembro más sacralizado de la dinastía reinante en el arte norteamericano, exhibiendo un vigor nuevo en el último tramo de su carrera.
La revista Art and Antiques explica que cuando le preguntaron a Betsy Wyeth (mujer de Andrew) sobre qué trataban las obras y por qué su marido las había mantenido secretas, ella se lo pensó un buen rato y, tras una pausa, respondió: "Amor".
¿Quería decir Betsy que el artista, conocido por sus continuas e íntimas relaciones con los sujetos de sus cuadros, mantenía una relación amorosa con su modelo?
No se han producido respuestas definitivas a esta pregunta, pero la incidencia de esta historia en la imaginación popular prueba que Wyeth sigue siendo el único artista cuyo estilo y personalidad puede deslumbrar a los norteamericanos.
Aquel verano de 1985 Betsy se reunió con su esposo en el aeropuerto de Rockland, y en el viaje hacia la casa, Wyeth le contó la historia.
La noticia no la sorprendió demasiado, asegura Betsy. "Es una persona muy secreta. Él no se mete en mi vida y yo tampoco en la suya, y ha valido la pena".
Poco después de revelar la existencia de la colección a su mujer, que es su indiscutible marchante, ambos decidieron buscar un comprador que mantuviera juntas las 240 piezas restantes.
Hombre de una estudiada reserva, Wyeth se describió una vez a sí mismo como "un bastardo secreto". Destruye gran parte de su trabajo o bien pinta sobre lo ya hecho. "Algunas veces", dice, "hay cuatro o cinco cuadros debajo de la pintura".

 Retrato de Helga



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