La Dama Indignada

La Dama Indignada

viernes, 17 de enero de 2014

Autor: John William Waterhouse. Título de la Obra: La dama de Shalott

John William Waterhouse nace en Roma en Abril de 1849, ciudad en la que sus padres, de nacionalidad inglesa y aficionados a la pintura, se hallan trabajando. Durante su niñez se le apoda como "Nino". Tras aprender en el taller italiano de su padre, en 1870 ingresa en The Royal Academy Schools de Londres. Tan sólo dos años más tarde, en 1872, exhibe sus obras en la Sociedad de Artistas Británicos y en 1874 en The Royal Academy. 
El estilo pictórico de Waterhouse se mantuvo prácticamente inalterable en toda su vida, pero en cualquier caso, la temática de sus obras va cambiando según la etapa que atravesaba.
En una primera etapa podemos distinguir obras de temática clásica, correspondiente a los viajes de Waterhouse por Italia. A partir de 1880 inicia una nueva época basada en temas literarios, donde se ve una clara influencia de la mitología y literatura griegas. A partir de 1900, influenciado por el Impresionismo, se muestra más tranquilo y utiliza colores más claros y brillantes.
Hacia 1891, Waterhouse conoce a una bella modelo. En el mismo año empieza a posar para sus cuadros, obras que años después serán los más famosas del pintor. Jamás se ha conocido la identidad de esta mujer con certeza, aunque todo apunta hacia el nombre de Muriel Foster.
La vida John William Waterhouse, como decía al principio, pasó por momentos de gran reconocimiento popular, por largos años de ostracismo y olvido, y últimamente por un reverdecedor reconocimiento y prestigio, siendo en estos momentos uno de los artistas más valorados y demandados en las subastas de arte.

La dama de Shalott  es una de las obras más conocidas de John William Waterhouse. Fue pintada en 1888, exhibiéndose en 1894. Actualmente se halla en la Tate Britain de Londres.
Como pintor prerrafaelita, romántico y neoclásico, a Waterhouse le gustaba la temática de corte medievalista fantástico.
Concretamente, cuenta la historia de Elena, la dama de Shalott, que fue encerrada en una torre donde tejía noche y día. Un susurro le anunció que le aguardaba una horrible maldición si miraba en dirección a Camelot, aunque desconocía en qué consistía la maldición, seguía tejiendo sin parar. Nadie la conocía, ya que vivía encerrada, algunos campesinos creían oírla cantar por las mañanas, al amanecer, y se referían a ella como a un hada. Su contacto con el mundo era a través de un espejo, que reflejaba la ventana, que le mostraba Camelot. En las telas que tejía se reflejaba lo que ella veía a través de ese espejo, como las aventuras de los Caballeros de la Mesa Redonda. Un día, a través del espejo, Elena vio a Lancelot y se enamoró de él. Dejó de coser y, sin poder evitarlo, miró hacia Camelot. En ese momento, el espejo se quebró, las telas salieron volando por la ventana y la maldición cayó sobre ella. Bajó de la torre y cogió una barca.

Los versos del poema de Tennyson que corresponden a esta escena son:

Y en la oscura extensión río abajo
-como un audaz vidente en trance,
contemplando su infortunio-
con turbado semblante
miró hacia Camelot.
Y al final del día
la amarra soltó, dejándose llevar;
la corriente lejos arrastró
a la Dama de Shalott.
.
Yaciendo, vestida con níveas telas
ondeando sueltas a los lados
-cayendo sobre ella las ligeras hojas-
a través de los susurros nocturnos
navegó río abajo hacia Camelot;
y yendo su proa a la deriva
entre campos y colinas de sauces,
oyeron cantar su última canción
a la Dama de Shalott.
.
Escucharon una tuna lastimera, implorante,
tanto en alta voz como en voz baja,
hasta que su sangre se fue helando lentamente
y sus ojos se oscurecieron por completo,
vueltos hacia las torres de Camelot.
Y es que antes de que fuera llevada por la corriente
hacia la primera casa junto a la orilla,
murió cantando su canción
la Dama de Shalott.''

En la escena que pinta Waterhouse se ve a Elena en una barca, fluyendo en dirección a Camelot. Se nos muestra una muchacha indefensa, con una simple túnica blanca en lugar de la poderosa bruja con el elegante vestido que solía tener. Su aspecto es el de una mujer agotada y caída a su destino, a su muerte. Su mirada está ausente, y sus brazos abandonados en señal de rendición.
Si se observan los detalles, se ven las telas en la barca que ella misma había tejido. Éstas narran las aventuras de los Caballeros de la Mesa Redonda, así como el amor que siente por Lancelot. También cobran importancia las velas, que se van apagando a medida que la dama avanza hacia su destino.
El paisaje inglés de fondo se reduce a trazos de color apagado y los juncos que aparecen en primer plano se muestran mediante simples pinceladas. La riqueza de color y los magníficos detalles sólo se utilizan para enfatizar la figura central.



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